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Catalunya arranca la campaña electoral con el impacto de Sánchez y el foco dividido entre la gestión y el soberanismo

Los servicios públicos y la acción del Govern resurgirán en el debate electoral postprocés, pero los independentistas lo combinarán con temas como la amnistía y el referéndum.

Los candidatos del PSC, Salvador Illa (c); ERC, Pere Aragonès (i) y de Junts, Josep Rull (d); durante un debate preelectoral organizado por la patronal PIMEC.
Los candidatos del PSC, Salvador Illa (c); ERC, Pere Aragonès (i) y de Junts, Josep Rull (d); durante un debate preelectoral organizado por la patronal PIMEC. Quique García / EFE

Catalunya pone esta medianoche del jueves rumbo definitivo hacia las elecciones del 12 de mayo, unos comicios marcados por la incertidumbre de un resultado que nuevamente fragmentará extremadamente el Parlament. Lo cual dificultará los posibles pactos postelectorales, sin que sea descartable incluso un bloqueo y la repetición electoral.

De entrada, el PSC sale como probable ganador, pero sin opciones claras para formar una mayoría que permita investir president a Salvador Illa. ERC y Junts, con Pere Aragonès y Carles Puigdemont al frente, se disputan encarnizadamente un estratégico segundo lugar, especialmente si el independentismo mantiene la mayoría. Y cualquier escaño en la constelación del resto de partidos minoritarios puede ser decisivo para la gobernabilidad.

Así pues, la campaña electoral que arranca en Catalunya será la que más ahonde en los últimos 12 años en aquello que popularmente se llama "las cosas de comer". Es decir, los servicios públicos, la gestión del Govern, la economía o el modelo de país en temas como las infraestructuras, la fiscalidad o la ocupación. Esto no quiere decir que en los próximos días hasta el 12 de mayo desaparezca del debate electoral los temas relacionados con el procés.

Los partidos independentistas dirigirán también el foco sobre temas como la amnistía o el referéndum de autodeterminación. Un eje de campaña que paradójicamente también azuzarán las derechas españolistas.

Pedro Sánchez impacta en la campaña

A estos dos ejes de campaña se le añade desde este miércoles, sin duda, el impacto del anuncio del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, de un periodo de reflexión en el que no descarta presentar su dimisión por los ataques a su entorno familiar.

La decisión que tome Sánchez y la necesidad de hacer frente a la ofensiva de la derecha y la ultraderecha política, mediática y judicial, sacudirá y centrará buena parte de la campaña electoral, especialmente la de los socialistas catalanes. De entrada, en los primeros días por la expectación y la incertidumbre generada, y a partir del próximo lunes en función de la decisión final que tome el presidente del Ejecutivo.

En cualquier caso, más allá de la sorpresa y la importancia de un tema trascendental como la posible dimisión del presidente del Gobierno español, la campaña de unas elecciones en Catalunya tiene sus claves propias, y el retorno de la gestión pura y dura al debate político se prevé que sea una de ellas.

ERC propuganará "negociar un referéndum de independencia para la resolución del conflicto político"

En la pasada campaña electoral al Parlament de Catalunya de febrero del 2021, la pandemia ya recuperó algunos aspectos básicos del ámbito de la gestión y los servicios públicos, como los problemas en la sanidad o la precarización laboral que produjo la covid. Pero el eje independentista mantuvo un alto grado de incidencia en los actos electorales y el discurso de los partidos, ya que los dirigentes independentistas todavía estaban en la cárcel –los indultos llegaron a posteriori– y su situación monopolizó considerablemente la campaña.

En la campaña electoral que empieza este jueves, la situación del independentismo es bien diferente. Con los presos en la calle –aunque con un nuevo contingente de exiliados a causa de la acusación de terrorismo en el caso de Tsunami Democràtic– y perdiendo fuerza en las movilizaciones.

Por tanto, veremos cómo resurge el debate de la gestión, aunque lejos del monopolio que tuvo en la última campaña anterior al procés, la de noviembre de 2010. En plena crisis económica y que dio paso al retorno de CiU al Govern después de los tripartitos de izquierdas.

Con Artur Mas de president de la Generalitat abanderando los fuertes recortes en los servicios sociales que generaron amplias protestas durante dos años. Hasta las elecciones anticipadas de 2012, en que el independentismo acaparó a partir de ese momento todo el protagonismo.

Los acentos según los partidos

Sin duda, el PSC será el partido que centrará más sus mensajes en temas de gestión, aunque ahora difuminados por la crisis de la posible dimisión de Pedro Sánchez. Los socialistas propondrán una auditoría de los servicios públicos –que consideran muy precarizados– para afrontar su mejora.

También evitarán entrar en los debates del independentismo, si no es para criticar lo que consideran "una década perdida en la gestión de la Generalitat", en palabras de su candidato, Salvador Illa.

Los Comuns mantendrán también esta línea de campaña, defendiendo que las elecciones del 12 de mayo son un plebiscito entre "dos modelos de país", el de "las políticas desarrollistas y de derechas de Junts que incorpora el PSC y asume ERC", o el de "la sostenibilidad y el progreso" que los de Jéssica Albiach propugnan.

En el bloque independentista, el partido que más centrará su campaña en el soberanismo es Junts, con Carles Puigdemont al frente. Con banderas como la confrontación con el Estado y el Gobierno español –a pesar de los acuerdos con el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez–, un cierto retorno a la unilateralidad independentista y sobre todo la restitución de Puigdemont como "president legítimo" de la Generalitat y su retorno del exilio.

Junts no escatimará críticas al Govern de Pere Aragonès, al cual acusa de "mala gestión" y de "falta de liderazgo". Sin embargo, no se prevé que centre su campaña en propuestas alternativas en este ámbito.

Puigdemont: "No aprobaremos los PGE si Sánchez no cumple con las inversiones en Catalunya"

Esquerra y la CUP mantendrán los dos ejes por igual en su discurso, pero desde perspectivas muy diferentes. ERC intentará capitalizar su acción al frente del Govern bajo la presidencia de Pere Aragonès. En temas como la reindustrialización, o defendiendo una mejora de los servicios públicos a pesar de las protestas sectoriales que se han vivido en educación y sanidad.

Esquerra también propugnará "negociar un referéndum de independencia para la resolución del conflicto político entre Catalunya y el Estado". En cambio, la CUP desplegará una amplia batería de temas de gestión como el problema de la vivienda, la sanidad y la escuela pública o el Hard Rock, entre muchos otros temas, pero con duras críticas al Govern de Esquerra en todos ellos. A su vez, mantendrá un discurso netamente independentista de corte unilateralista.

La amnistía

En el ámbito del llamado conflicto independentista, la ley de amnistía en trámite será un tema relevante, pero sin mucho juego. La amnistía despierta un amplio consenso en Catalunya y la mayoría de las fuerzas políticas se muestran favorables, desde el PSC a ERC, pasando por Junts o los Comuns y aunque con matices la CUP.

Mientras que la perspectiva es muy diferente entre los socialistas, que consideran la amnistía un punto final del procés "para pasar página", y los independentistas que la ven como un punto de partida "para negociar en igualdad de condiciones la resolución del conflicto político".

Solo las derechas españolistas de PP, Vox o Ciudadanos la utilizarán como ariete ofensivo contra los socialistas y los independentistas con el argumento de la "desigualdad frente a la ley" y como instrumento que permite "la revitalización del independentismo", apuntando directamente a Salvador Illa y a Pedro Sánchez como supuestos "culpables".

El referéndum y la relación con el Gobierno español

El punto en que el vector independentista subirá más de tono –y probablemente generará más debate y polémica– será respecto a la demanda de un referéndum de independencia.

Tanto ERC como Junts pondrán el acento independentista en la promesa de forzar una negociación con el Gobierno español para poner las bases que puedan permitir la celebración de un referéndum de autodeterminación en Catalunya la próxima legislatura. Por su parte, los socialistas negarán en redondo esa posibilidad y apuestan por "un gran acuerdo de corte estatutario".

Y también generará un discurso tenso todo lo relativo a la relación entre la Generalitat y el Gobierno español. Subirán de tono los reproches por parte de ERC y Junts al Gobierno de Pedro Sánchez en aspectos como la baja ejecución presupuestaria en Catalunya o el déficit en inversiones.

La inmigración puede ser un tema convergente entre Junts, el PP, Aliança Catalana o Vox

El candidato de Junts, Carles Puigdemont, ya ha advertido que "no aprobaremos los presupuestos estatales si Sánchez no cumple con las inversiones en Catalunya". Aragonès también reprochará al Gobierno español que mantenga "una financiación que ahoga a Catalunya, cuando necesitamos un sistema singular que nos permita recaudar todos los impuestos para mejorar los servicios públicos".

Desde el PSC defenderán que un Govern socialista será "el mejor interlocutor con el Gobierno de España, dejando de lado el victimismo permanente para centrarnos en la eficacia de los recursos que la Generalitat ya gestiona".

El modelo de país y las infraestructuras

En cuanto al ámbito de la gestión, el llamado modelo de país, en relación a las infraestructuras y el sistema productivo, será uno de los puntos que emergerá con fuerza en el debate. Proyectos como la ampliación del aeropuerto del Prat, la construcción de la nueva autovía B-40 del área metropolitana de Barcelona o el complejo de ocio turístico con casino incluido del Hard Rock, en la provincia de Tarragona, han marcado la legislatura. Y los vetos cruzados en estos ámbitos han acabado siendo la palanca que ha forzado la convocatoria electoral del 12 de mayo.

En el momento que la campaña entre en estos debates de gestión es cuando se romperán los bloques. Por una parte el PSC, Junts, e incluso el PP, se muestran totalmente favorables a todas estas polémicas infraestructuras y proyectos.

Mientras partidos como Comuns Sumar o la CUP se posicionan totalmente en contra. Y Esquerra mantiene un perfil equidistante que apuesta por "modernizar el aeropuerto", pero sin ampliación, convertir la autovía "en una ronda de menor tráfico" o subir los impuestos al juego aunque sin un rechazo absoluto al Hard Rock.

Vivienda, educación o sanidad

Otros temas clave del debate sobre la gestión son la educación y la sanidad, o evidentemente la vivienda. En todos ellos también se rompen los bloques entre el independentismo y el constitucionalismo.

Mientras las izquierdas soberanistas de ERC, comuns y CUP defienden un modelo de servicios públicos bien dotados, el PSC y Junts apuestan por sistemas de colaboración público-privada. Con todo, las críticas a ERC surgirán de todas las formaciones por la mala calidad de los servicios públicos y las protestas sindicales.

ERC defenderá que "hemos conseguido revertir los recortes en los servicios públicos, más de 20 años después, con más maestros, sanitarios y Mossos que nunca". Unos recortes que los republicanos recordarán que efectuó la Convergència antecesora de Junts.

En vivienda habrá un bloque más homogéneo entre las tres izquierdas soberanistas de ERC, Comuns y CUP en defensa de la limitación de los alquileres, aunque con algunas críticas al Govern de Aragonès por la falta de construcción de vivienda pública. Frente al bloque de PSC, Junts y PP que apuestan por mantener un mayor libre mercado en el sector.

Inmigración

El debate bronco sobre la inmigración entrará en campaña sin ningún lugar a duda por primera vez en unas elecciones catalanas. Y también en este tema se entrecruzará el debate de forma antagónica. Con un bloque de discurso duro sobre la inmigración, que la relaciona con la delincuencia y la multireincidencia, abogando por la expulsión.

Una posición que puede conjuntar en algún momento fuerzas de adscripción tan diferente como Junts, el PP, Aliança Catalana o Vox. En el frente contrario, y en este punto sin fisuras, se encontrarían las izquierdas soberanistas de ERC, Comuns Sumar y CUP con un discurso claramente antirracista.

El PSC tampoco es partidario de un discurso duro –que en el caso de las derechas puede considerarse directamente de xenófobo–, pero mantendrá un perfil equidistante con la exigencia de regularización y poniendo el acento en políticas de seguridad ciudadana.

La sequía

Los temas relativos a la gestión que marcarán la campaña son múltiples, pero la sequía seguro que será uno de ellos. A pesar de que las lluvias de las últimas semanas han permitido al Govern de ERC aparcar las medidas más extremas –al menos hasta después del verano–, apaciguando considerablemente el debate, el problema no está ni mucho menos resuelto.

En este tema se puede augurar una tormenta de críticas al Govern por parte de prácticamente todas las fuerzas políticas de la oposición. Por la "improvisación" y la "falta de reacción" en afrontar los efectos de la sequía. ERC se defenderá asegurando que, sin las medidas de ahorro de agua y las infraestructuras hídricas que el Govern está habilitando, las consecuencias para la ciudadanía y la economía catalanas habrían sido catastróficas después de tres años de sequía extrema.

En Catalunya se pone en marcha esta medianoche del jueves la campaña electoral de unas de las elecciones más inciertas de las últimas décadas. Al menos por lo que a la presidencia y a la futura gobernabilidad de la Generalitat se refiere.

No será una campaña fácil, con múltiples vectores sobre la mesa del debate político. En una Catalunya que, aunque algunos la quisieran con el procés ya superado, mantiene al independentismo como una fuerza a tener en consideración y motor en la discusión política, a pesar de su debilitamiento. Pero que a su vez demanda, por parte de la ciudadanía, hacer frente a los acuciantes problemas sociales existentes.

La campaña electoral combinará los dos ejes, con permiso del impacto que tenga la crisis entorno a Pedro Sánchez, pero veremos el 12 de mayo cuál de ellos acaba teniendo mayor peso.

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